26 may 2013

Rego

Una buena historia, de esas que se te graban en la mente y te dejan una sonrisa. Ideal para un domingo tarde, cuando la semana muere.
Acercaros, sentaros en esas piedras o en la hierba, dejar que el aire os acaricie, cerrar los ojos y sentir de verdad la calidez del sol. Os voy a contar la historia de Rego, una historia real como la vida. 

¿Quién es?, Rego es un ciervo que decidió no morir.

Hay que remontarse ya un par de años, a un verano. Una ola de incendios provocados arrasó cierta zona en Galicia, concretamente en Ourense. En esa zona flanqueada por montañas y llena de amplios bosques vivía Rego, un ejemplar de ciervo macho que había alcanzado la madurez no muy atrás. Como cada día Rego llevaba su vida de ciervo, no se muy bien que hacen... pero sea lo que sea se vió frustrada por la presencia de una humareda enorme que avanzaba por sus territorios. Rego, como todos los animales del bosque, huyó de la amenaza, pero como muchos su huída se truncó. Había más columnas de humo en otras direcciones. Avanzó hasta una de ellas presa del pánico por quedarse acorralado y vio las llamas devorando ferozmente cada árbol, arbusto, planta... Volvió sobre sus pasos, asustado. ¿Cómo parar esto?.
Lo intentó una y otra vez, y cada una de ellas se cansaba más. Faltaba el oxígeno en el aire. En un intento de salto se hirió gravemente en una pata. Ahora además estaba cojo.
Las llamas lo acorralaron definitivamente. Podía oir entre el gran rugido del fuego contra el bosque gemidos de agonía de otros amigos. Luchó hasta el final y se tumbó al lado de un gran roble. Su cuerpo lleno de quemaduras se desmayó por la falta de aire.
Lo último que vió antes de cerrar los ojos fue la danza hipnótica de unas llamas que en poco tiempo habían arrasado cuanto conocía. Soñó con tener alas y volar.


Pasado un tiempo Rego volvió a abrir los ojos. Ya no había llamas, sólo pequeños brotes de humo... pero estaba todo calcinado y destruido. No había muerto, aunque lo deseaba. No podía moverse, le costaba un mundo respirar. La pata herida estaba entumecida y costrosa de sangre. También se había partido la parte superior de un asta. Tenía heridas del fuego por varias partes del cuerpo. Intentó desesperadamente ponerse en pie, pero sólo pudo arrastrarse unos metros y caer desplomado de costado. Esperó.

A lomos del viento escuchó sirenas y los inconfundibles sonidos de las voces humanas. No era consciente del transcurso real del tiempo. Había voces que cada vez se oían más cerca. Pisadas cautelosas. Rego hizo un esfuero por levantar la cabeza. Vio seis personas que avanzaban hacia él, despacio, susurrando palabras que sonaban cálidas.
Llevaban utensilios metálicos e iban conjuntados en su mayoría de verde bosque y amarillo manchados con el carbón del fuego. Veía sus caras sucias, los cascos colgaban de la cintura.
Se relajó, no eran como los que quieren hacer daño.

Con ojos cansados fue testigo de como le rodeaban. Una mano desprotegida de segundas pieles le acarició el lomo. Soltó un espasmo involuntario.
Podía entenderles, le iban a ayudar. Si los ciervos sonriesen ese día hubiese mostrado la más sincera de las sonrisas al sentir la mano de uno de ellos sobre la cabeza. Rego escuchaba: "Vamos a sacarlo de aquí como sea", "Hay que intentar llevarlo al camino", "Vale, tu sube a la loma, coge cobertura y avisa por radio"...
Destaparon dos de sus cantimploras y le dieron de beber a sorbos. Nunca le había sabido tan bien el agua. Recobró unas pocas fuerzas de inmediato y alzó levemente la cabeza, siguió escuchando y se dejó llevar. "Extender dos mantas de emergencia y lo llevamos a pulso encima".
Por las conversaciones ya había ubicado a sus salvadores. Un chica llamada Nara le acariciaba constantemente la cabeza y el cuello susurrándole. Tamer, el primero que se acercó a él, seguía dándole de beber de las catimploras. Kali le humedecía el lomo con una prenda propia. Gorka y Nevi estaban extendiendo las mantas a su lado y anudándolas en los extremos. David volvía de pedir ayuda por radio. Los miraba con gesto casi humano.
"Esto ya está, aguantará". Colocaron las mantas por debajo levantando su cuerpo poco a poco con sumo cuidado. Las heridas le dolían a raudales pero hizo caso de las voces: "Aguanta campeón".
Entre los seis lo auparon tirando de las mantas y con muchas dificultades lograron llevarlo hasta un camino. Tenía los ojos fijos en sus caras y esfuerzo, decidió no morir. Llegados al camino descansaron, bebió más agua y agradeció las decenas de caricias. Lamió alguna mano y gruñó amistosamente.
Al tiempo llegó un vehículo con más gente, iban de otra forma vestidos pero sabía que eran amigos. Lo examinaron y lo subieron a la parte trasera. Le inyectaron algo y sintió mucho menos dolor. Dos personas iban con él allí curándole y limpiandole las heridas.

"Vale, nos vamos". Rego alzó la cabeza una vez más antes de que cerrasen las puertas y allí estaban sus seis salvadores de pie. Añadió un leve bramido de despedida.

A nuestro amigo le curaron completamente y le ayudaron a recuperarse en una reserva. Fue un proceso más largo de lo normal. Estaba muy herido y vivo de milagro. Allí conoció a alguno más de su especie y adquirió plena confianza con los humanos que le ayudaban. Tenía un collar que ponía Rego, realmente aquí empieza su nombre. Alguien que donó dinero a la protectora altruistamente tuvo el honor de ponerselo.

Pasadas siete semanas Rego fue puesto en libertad. Lleva un chip de seguimiento que ayuda a los humanos a entender mejor el mundo animal. Con porte majestuosa y lleno de vida pasea por su nuevo territorio.
Si alguna vez puede ayudar a sus salvadores estoy segura que lo hará, aunque inconscientemente... ya lo ha hecho.


Esta es su historia, increíble pero cierta, en la que el hombre se hace animal y el animal hombre. Me ha ayudado muchas veces.

Ahora, quizás queráis releerla con música de fondo :P


4 Habladurías:

Gorka dijo...

Siempre recordare esos ojos, siempre.

Me ha encantado Kali, no me voy a meter ni contigo, 10/10.

Diana dijo...

Y me lo perdí... Muy bien Zape :)

Nara dijo...

Agradable sorpresa al entrar al Blog.
Poca gente puede contar una historia como esta. Al igual que Gorka, esos ojos no se olvidarán nunca y como tú dices: gesto casi humano.

Nevi dijo...

Increíble!! Me has sacado una sonrisa de recordarlo!