16 nov 2015

¿Merece la pena?

Casi todos los días al levantarme cumplo una rutina fácil de estiramientos. Algo que ahora mismo quizás no sea necesario pero que en verano se convirtió en la clave para preparar el cuerpo cada día. Prepararte para otra jornada infernal en la que no sabes a qué hora vas a volver a casa, en qué estado o a qué te vas a enfrentar.

Es una de las secuelas que duran. La mayoría de físicas han desaparecido, las mentales... bueno, es dificil olvidar. Más de dos meses me ha costado volver a escribir una entrada cuyo contenido no fuera lo mal que lo hemos pasado, hasta echar la vista atrás se hace duro.

Sin duda ha sido el peor año. Los novatos dejaron de ser novatos al tercer día y los veteranos tenían un cuerpo de avanzado septiembre, de final de campaña en las venas, cuando aún rondábamos el 25 de julio. Es demasiado dificil de explicar lo que hemos vivido. Ya cuando llevas unos años y has visto mucho "caos" estás algo curada de espanto pero esta campaña ha sido diferente.

La verdad es que cada vez que pienso en ello se me hace una bola, y la mayoría de las veces mi cabeza termina viajando a ese fatídico día, a esa noche, que sin duda merecería unas letras. Apenas han escuchado la historia 3 personas, las más cercanas, y con todas no he podido terminar sin emocionarme y romper la presa de los ojos. Lo que vivimos esos días supera todo y jamás me cansaré de dar las gracias a quién hay que darlas por seguir aquí, de una pieza. Espero que el tiempo cure, y esto termine siendo una historia más.

Mientras estiro empiezo a desayunar y analizar; hoy tengo que ir a la universidad, coger un autobús, asistir a una clase, terminar un trabajo de grupo... Por la tarde, ya veremos. No es rutina, pero es calma, es paz. Miro a la gente, escucho lo que dicen y sonrío para dentro al escuchar quejas de lo duro que es esto o aquello, de lo cansados que están, el sueño que tienen y algunos hambre, sus grandes preocupaciones, su sueldo ideal, las causas perdidas, el desconocimiento... Yo hoy no voy a ver llamas ni rostros demacrados, animales muertos o bosques desolados, no voy a jugarme la vida. Ojalá sintiérais lo que siento para vivir más tranquilos, para no dar esa importancia a lo que no lo necesita, para valorar los detalles y las personas que lo merecen... termino pensando.

El otro día me llegó el dvd de La vida en llamas. Lo volví a ver con dos amigas, saben lo importante que es para mí o la alegría que me inyecta hablar de las cosas "buenas" de esto. Es muy diferente a lo nuestro, para qué vamos a engañarnos. Nosotros vivimos un verdadero infierno a diario, censurados y olvidados has puntos inimaginables... pero bueno, algo es algo. Si esto mismo hubiese sido rodado en nuestro día a día el espectador se desmaya
Sobre todo me encanta la parte final, ese ¿Merece la pena?, al que todos responden que sí. Se te eriza el pelo, echas vista atrás de todos esos marrones y malas situaciones y tú también quieres decir que sí, te gustaría decir que sí, pero estamos en un momento tan insoportable en todos sus campos... que si eres de los "nuestros" y eres incapaz de decir el SI con mayúsculas... no te preocupes, es lo normal.

Hola, querido blog.