17 ene 2016

Menosprecio

Creo que llevo el mismo tiempo sin darle algo al blog que el que llevo asqueada con el menosprecio con el que nos han tratado. Se me quitan las ganas de criticar o defender, de responder sí al ¿merece la pena?. Se me quitan las ganas de todo.

Para la mayoría nuestra historia es sólo eso, una historia. Para los que lo vivímos en propia carne... mucho más que un problema económico.

Se han reído de nosotros, y después de la última reunión de las "altas esferas" más aún. Y es que somos la última mierda. Creo que era el escalón que nos faltaba por bajar hacia el sótano del menosprecio absoluto.
Ignorados, manipulados, censurados... durante toda la campaña y ahora escupidos. La mochila invisible empieza a pesar más que la de verdad un día de marcha. Y te lacera, día a día, para todos los aspectos de tu vida.

El único consuelo es la satisfacción personal que te pueda quedar, y a estas alturas está bastante eclipsada en todos nosotros. El haber salvado toda esa "vida" o el haber hecho algo "bueno", sentirte orgulloso de esa gente que como tú se dejó el alma durante semanas en condiciones inhumanas, olvidándose de tener un verano normal, jugándose la vida a diario mientras el mundo con sus personas sigue.
Acumulando historias que se deberían contar y se deberían escuchar pero que misteriosamente se van guardando dentro. El ápice de casi ficción nunca ayuda, la humildad de los narradores tampoco.

No es la primera vez que los ojos se encharcan con esta sensación inexplicable, ni será la última. Ojalá nunca lleguéis a sentiros así porque es donde empieza a no merecer la pena.


Parece que el incendio está a punto de apagarse y los pagos llegarán escalonadamente durante esta semana. Pero me temo que no vamos a volver a casa siendo los de siempre, de hecho, ya no lo somos.