26 may 2016

El infierno de Canadá

Seguramente sabéis, y más si habéis llegado hasta aquí, que en Canadá hay un Incendio Forestal de los peores de la historia mundial.

Como nos pilla muy lejos, si ya de por sí en nuestro país no se le dedica mucho a no ser que sea una barbaridad de miles de Ha y goce de algún momento en la TV, ya en otro país... para qué mencionarlo.

Y si las noticias no lo mencionan, la atención es mínima. Para seguir un poco su avance hay que visitar páginas extranjeras. Parece que da alergia el hablar sobre el tema de la protección de la naturaleza frente a uno de sus más terribles enemigos, el fuego, aunque en general, da alergia cualquier tema si no hay dinero e intereses de por medio.

El caso es que he topado con gente que ni sabe de tal hecho, y esto no es más que producto de la no-información. Y teniendo en cuenta que Canadá es un país desarrollado, con el que deberíamos empatizar más (porque lo que pase en el subdesarrollo nos la pela ¬), ¿cuál es la razón para que apenas sepamos nada?.

Puebe haber muchas respuestas, pero acostumbrados a la censura y manipulación que se vive aquí en el estadio local, hay una que flota sobre las otras: No interesa.

Pero no es que "no interese" por el motivo natural (que también), es que no interesa porque quizás a la gente le da por pensar que eso pudiera pasar aquí, y mejor no tener ese problema.
Canadá, un sitio desarrollado, concienciado, frío, muy verde y húmedo, con gente acostumbrada a plantar cara al fuego con la prevención, en su política de interfaz urbano forestal y la propia protección de la naturaleza (¿a quién no le viene a la cabeza ahora la policía montada de casacas rojas de los bosques?), con un cuerpo de extinción dedicado, reconocido y profesional, con medios... ¿Y les pasa esto?, ¿un incendio que no pueden para con TODOS los medios estatales? Espera un momento...

O_o ¿Entonces si eso ocurre aquí en España qué pasaría?. Un sitio "desarrollado" en ciertos puntos, no concienciado, cálido, "verde" pero más seco, con medios a regañadientes y cada vez menos prevención, con gente a la que se le eclipsa la labor de los bomberos forestales o su mera existencia...

Me temo que no tengo la respuesta, pero teniendo en cuenta que la simple ayuda entre CCAA a veces se deniega o se espera al límite por motivos económicos y la política del fuego que hay... el resultado no es muy bueno.



Canadá comenzó su incendio a principios de mayo. Desde entonces se convirtió en imparable.
Para que os hagáis una idea, el año que más se ha quemado en toda España la última década fue en 2012 con 216.900 hectáreas, en todo el año.
En Alberta, Canadá, este incendio ha arrasado ya más de 573.574  Ha, tiene un frente activo de 160km y sigue fuera de control. Hacer vuestros propios cálculos.

Son miles los bomberos forestales que trabajan en él, (El día 19 recogí estos datos: "Firefighting by the numbers: 1,754 firefighters, 208 helicopters, 412 pieces of heavy equipment and 29 air tankers are on the job" ) y están recibiendo ayuda hasta de Sudáfrica con 280 bomberos, Australia o Inglaterra (ya véis lo que le importa a estos países con lo lejos que están)


El humo y las cenizas ya han atravesado el océano ocupando miles de kilómetros y han llegado a España. Sí, como lo leéis, y seguramente no habéis escuchado nada.

Las consecuancias en Canadá serán desastrosas. Pero también es un desastre que no se informe de algo así por aquí.

Ánimo y duro con él!.

Un añadido del amigo Manu: Humo de Canadá llega a España. Voz de Galicia.

4 may 2016

4th May

Hoy, 4 de mayo, es el Día Internacional del Combatiente de Incendios Forestales.



Celebrado en muchos sitios, más o menos importantes, países llamativos y otros que no lo son tanto... El caso es que la gente que se juega el culo en el monte y protege el medio natural de los incendios tiene un día.
Una fecha en la que se les reconoce y se realizan homenajes. La población es cosciente de que existen y se lo agradecen. ¿Quién coño no va a agradecer que se protejan los bosques del fuego?.

En nuestro querido país los bomberos forestales no tienen ni si quiera la categoría profesional reconocida, cada comunidad autónoma hace su propia gestión, siendo bastante dispar lo que ocurre en el norte al sur. El negocio del fuego está latente cada año. Se censura, se oculta, se explota y se desinforma.

Aún con todo, igual que si de un incendio se tratase, los gilipollas que van a apagarlo aguantan esta situación.

Hoy el país no les homenajea, ni los medios, ni nadie... Bueno, demasiado drástico, sí que hay alguien, los que saben que los bomberos forestales existen y nos ayudan.

Y a esto hemos llegado, a contentarnos con que la gente sepa de nuestra existencia, porque para muchos, los incendios son una decena al año y se apagan solos. Es mucho más importante saber que hoy también es el día de Star Wars a que simplemente existimos.

Es buen día para recordar a todos mis compañeros. Los que siguen, los que lo han dejado... y los que perdieron la vida contra el fuego.

Aunque sólo lo celebremos nosotros, hoy es el día, felicidades.

#Orgullo#

20 abr 2016

Hora de comer

El otro día me hicieron una de las preguntas más inocentes con las que me he topado: ¿Y qué coméis para aguantar eso?.

Evidentemente, me hizo sonreir. La verdad es que no sabía muy bien por donde empezar o qué explicar y me dije a mi misma, esto debería tener una entrada en el blog.

Así pues, ¿qué se come "allí" para "aguantar eso"?. Bueno, yo creo que sería un buen comienzo separar (como siempre) los días de incendios y los de no-incendios.

Los no-incendios a su vez se dividen en dos, los que te pilla fuera de base por narices y los que se cuadran las tareas para comer en base.
Fuera, los tuppers son el mayor protagonista, generalmente con comidas básicas y muy ricas en energía que gustan a la mayoría y cuando no es así, por ejemplo en el caso de vegetarianos se tiene la delicadeza de hacer tupper-aparte. Son repartidos por personal allá donde estén las brigadas a horas cercanas al medio día. Van a rebosar, acompañadas de cubiertos de plástico resistentes y fruta de postre. La única bebida es la normal, agua y/o agua con sales. Aquarius de marca blanca.

Dentro, si se prevee "llenazo" del comedor se cuadran las tareas para que los primeros empiecen a comer a las 13.00h y luego vaya pasando gente. como muy tarde comes en el último turno de las 15.00h. Por normal general se respetan unos 40min para comer.
Aquí ya hay comida más elaborada (comida de cuchara, complementos...) y a elegir, como un buffet. Hay comida que siempre está (Pasta, arroz..) y otras que son como la especialidad del día, por ejemplo lentejas o caldo gallego. Además de la fruta típica hay otras piezas no tan problemáticas de transportar como sandía, melón... Y también hay postres, otras bebidas, posibilidad de café de cafetera... en fin, lo que sería una comida normal pero siempre más balanceada a la energía que a la pesadez en el estómago.

Ahora viene la parte dura. Cuando es un día de incendios todo cambia. No sabes a qué hora vas a comer porque no sabes cuando vas a descansar ni cuánto tiempo, y si ese descanso coincidirá con que han llegado suministros o no. Aquí hay tres posibilidades;

- Que lleguen los "tuppers especiales", que a diferencia de los otros contienen mezclas de comida con base energética y fácil digestión, como por ejemplo pasta con arroz y fruta mezclada. De llegar, llegan a medio día y transportado por personal nuestro; por viaje dedicado, o traido en cualquier sitio, por ejemplo que lo traiga otra brigada o una motobomba. La red de reparto es de lo más curiosa.

- Que lleguen bocadillos variados. Pueden llegar por la "curiosa red de reparto" de la misma manera o bien por Protección Civil. Aunque pueden aparecer al medio día son el principal plato para la noche. Papel albal envolviendo el bocata, fruta.... y a una bolsa de plástico corriente.

- Que aparezca Jesús, los apóstoles y demás gente guay para que Protección Civil tenga raciones preparadas. Esto además sólo pasa en incendios grandes, con mucha movilización de recursos y larga duración. También ha de estar perfectamente separado de las raciones de la UME, que comen como en un banquete y son incapaces de darte algo aunque les sobre y tu tengas que esperar horas.

Luego, en los camiones siempre se lleva "la reserva", que son frutos secos, galletas, algunas latas... y las lembas de Hobb. Esto es lo que hay para saciar el hambre cuando no hay más remedio.

Otra fuente de alimento es la amabilidad de algunos vecinos de la localidad donde se desata el marrón. Aquí puede esperar de todo y acostumbrados a los palos y broncas que te ofrezcan algo de comer altruistamente al verte demacrado te saca una sonrisa que brilla por encima de cualquier rotros oscurecido por la ceniza.

En sentencia final, hay que entender donde se está y que no se puede comer en plan banquete o cosas que requieran mucha elaboración o presentación, así que la verdad, conociendo el caos que reina muchas veces no nos podemos quejar.
El mayor problema siempre es en incendios, tienes un desgaste enorme y no sabes cuando será la hora de comer; y os juro que he/hemos pasado verdadera hambre, algo que le da una lección a la vida para siempre y que te hace reir por lo bajo cuando escuchas a algún conocido ajento a todo esto "hay que hambre tengo" :).

Bon profit!

15 mar 2016

Escalofrío inevitable

Imaginar que en cualquiera de nuestros desplazamientos en helicóptero hubiésemos tenido un fallo mecánico. Cualquier pieza clave que nos haga descender.
Seguramente ves pasar la vida por delante en unos segundos y te aferras como nunca a cualquier sujección. Sientes el golpe, todo se vuelve negro.
48h después despiertas siendo el único superviviente. Todos tus compañeros han muerto. Se acabó la guardia para ellos.

Hemos subido a un helicóptero decenas de veces, y parece que donde más nos jugamos la vida es en los incendios, pero cosas así te recuerdan, a uno mismo y a los suyo, que el peligro está en todos los sitios.

A partir del minuto 20.20. Hace 5 años una cuadrilla antiicendios (4 brigadistas, 1 agente forestal y 1 piloto) se dejaron la vida en Alcorisa.

http://alacarta.aragontelevision.es/programas/objetivo/cap-199-14032016-2128

6 mar 2016

Luces en la oscuridad

Siempre terminamos diciendo algo es algo. Acostumbrados a la mierda, un gracias o un aplauso nos emociona.
Si sentamos la cabeza esta noticia es patética, pero como siempre, algo es algo.


http://www.lavozdegalicia.es/…/tsxg…/0003_201603G5P11992.htm

// El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia ordena a la Xunta que considere como indefinidos discontinuos a más de cuatrocientos brigadistas

Venían reforzando al personal fijo del Ejecutivo gallego durante los meses de verano en el servicio de prevención de incendios
Tras examinar la causa, el tribunal concluye que esta modalidad de contrato «nunca podría ser admisible» para unos trabajadores que «han venido siendo contratados, año tras año, hasta el 2012 con contratos temporales claramente fraudulentos».

29 feb 2016

Tu que sabes la verdad, habla de la verdad

La semana pasada en la uni asumí el cargo de hablar acerca del campo de IIFF en unas charlas sobre problemas ecológicos bastante amplias. En ese módulo, de 1.15h de duración había otras tres personas más, un profesor de la materia, un agente medioambiental y otro alumno que hablaría del después de una zona quemada, sus problemas y recuperación.
No sabía cuanta gente acudiría, ni si otros módulos tocarían de cerca este tema o si habría gente de ciertos sectores que cuenta lo que quiere y ya te amarga el resto del día. El ser algo tan ocultado y censurado es lo que tiene.

He de confesar que ni tenía ganas, pero me llevé una grata sorpresa al ver que la sala de actos estaba llena, con gente de pie y sentada por los laterales en el suelo. Llevaba dos cosas preparadas, una... un folio con algunos datos que tenía el 90% de posibilidades de usar para "debatir" o más bien corregir cosas que se dijeran antes y para asomar hechos que están actualmente totalmente manipulados. Era la recomendación de un profesor: "Tu que sabes la verdad, habla de la verdad". La segunda, con el restante 10% de posibilidades de usarse era un relato de un día cualquiera de este verano. Leí algo así de Baia y me encantó.

No soy muy de leer algo así en público, me siento un poco gilipollas, pero a mí como alumna los datos a veces me dan bastante igual, me gusta que la gente me hable de los problemas, de esas cosas que no se ven, con pequeñas estadísticas manejables y no datos globales.

Y al final me crecí, pensé que no era relatar mi día, era relatar el día de mis compañeros, los cuales merecen que se cuente su historia y lo que hacen. Por lo visto fue una decisión muy acertada y calé en todos los presentes. Por eso a veces más que datos hacen falta testimonios para mentes dispuestas a escuchar. Aquí os lo dejo.

::.::...
Suena el despertador del móvil, abres los ojos. Me duele todo el cuerpo, tengo la sensación de no haber descansado nada. Pero aunque estuviera dos días seguidos durmiendo seguiría igual, es la definición de acumulación de cansancio que nos da Doc, hecha realidad. La sobrecarga extendida al cuerpo en general, y a la mente.
Agua en la cara para despejarse. Un poco de música. Desayuno y a la vez estiramientos. Jamás pensé que pudiera llegar a comer campurrianas y pedazos de fruta a la par que en un rítmico ritual estiras todos los músculos, preparándolos para un nuevo día de trabajo. Zumos, tostadas con mermelada, agua con glucosa... son las 8.25, límite para salir de casa.
Hoy tengo quien me lleve. Miro por la ventana del coche. Hay niebla, pero el sol romperá antes o después. Consulto el móvil en busca del mapa de riesgo de incedio de hoy. Esta en rojo. Ourense todo rojo.
Suspiras. Los postes de la luz y del teléfono pasan por la ventana. Detrás de ellos todo verde. Verde naturaleza que despierta perezosa, como yo. Todo empieza a funcionar, el ciclo de cada día. Y nosotros tan jodidamente complejos. Esa es la reflexión de hoy, enseguida aparecen en mente ideas de cómo empezará el día en la base, de cuanto tiempo tendremos paz antes de que suene la alarma.
¿A dónde iremos hoy?, ¿cómo se dará?, ¿pasaremos apuros?, ¿mi cuerpo aguantará?... Saturación. Hay gente que dice de vivir el día a día, nosotros a veces pensamos de hora en hora.

Llegada a la base y empiezas a cruzarte gente, en cuestión de minutos están todos allí. Muy pocos llegan tarde a pesar del sueño. Algunos hoy no vendrán por cansancio y recuperación. Compartes comentarios con gente de otras brigadas, nadie exagera, todos sabemos que cuando se habla de infierno, calvario, tortura... es verdad. Te enteras de incendios y problemas del día de ayer que ni sabías de su existencia, nosotros estábamos a lo nuestro.
Voy a nuestro cuarto que compartimos con la XIX. Empiezan a llegar todos. Todavía tenemos unos 20 minutos de paz donde algunos intentan reposar, otros estirar, otros hablar y compartir. Echar las primeras sonrisas del día con los que son ya tus hermanos y hermanas. Tienen rostros cansados desde primera hora pero es como mejor les voy a ver hoy. Seguro.

Estamos casi todos. Faltan los dos jefes de brigada que ya están en reunión recibiendo las noticias de este martes, firmando actuaciones de ayer y asumiendo el plan de prioridades. Pasados esos 20 minutos aparecen y después de un par de bromas se hace el silencio. Retransmiten las ordenes y planes al resto.
Nos toca "material", era de esperar, la limpieza y revisión se lleva retrasando ya tres días. Una vez terminado tendríamos hasta el medio día una práctica si la cosa sigue en calma. Y a la atrde, ya se verá, ya nadie se aventura a planear una de las decenas de reforestaciones o limpiezas programadas.

Pasa la mañana y la niebla se rompe. Un sol radiante empieza a calentar la tierra. Un sol precioso, una mañana preciosa... pero una alfombra roja para el actor principal de estos días: el fuego.
Y así es como a la vez que tu cuerpo agradece los rayos de sol tu mente no le deja disfrutar de ello, eres invadido por una extraña sensación de intranquilidad, un sexto sentido en forma agónica que cambia tu status a "en espera". En cualquier momento sonará la alarma. En cualquier momento la megafonía clamará al número XVII que hoy tiene máxima prioridad.
Como cualquier espera, ésta va cargada de nervios. Por un lado quieres que llegue para soltar esa presión, por el otro... evidentemente quieres un día alejado de llamas y humo, pero sabes que con esta racha no va a pasar. Llevamos 14 días seguidos así.

Y como un cuerno que llama a las tropas se produce. La tarea de limpieza de material no se termina, la práctica queda postpuesta, cualquier otro plan olvidado. Coges tus cosas y te preparas junto al resto de compañeros. Rápidamente con un comportamiento casi metódico se carga todo en el camión, hoy no vamos por el aire. Cada uno tiene su función, funciones que siempre rotan.
A la par que se ultima todo empieza a llegar información del destino y de su situación actual, que se va actualizando por radio conforme nos acercamos al punto.

No os voy a mentir, siempre, en cada incendio hay nervios. En algunos más, en otros menos, pero siempre, cada día que salimos... hay unos segundos en los que te planteas qué estás haciendo. El grupo nos hace fuertes, los jefes de brigada nos hacen fuertes. El ejemplo de compañerismo que te enseñan en la escuela se queda corto aquí.

Y entre muchas cosas llegas al incendio. Esta vez es bastante cerca de un pueblo, donde nos deja el camión. Bajamos y contemplamos la columna de humo. Se recoge información local de unos vecinos alterados que la pagan contigo por llegar tarde, tienes que tragarte cualquier contestación, es normal que se preocupen por sus tierras y no saben desde donde venimos o cuantos días llevamos así.

La brigada se "dispone". Se elige qué llevar y que dejar. Órdenes, que nunca son órdenes viniendo de los jefes. Un grito de ánimo, unas miradas entre todos y allá vamos, al infierno.

La historia a partir de aquí no hay palabras que la definan bien. Hay que vivirlo para comprenderlo. Hay que estar allí a los pies del incendio para describir el temblor que te entra en las piernas cuando avanzas hacia el lugar de donde todo el mundo huye. Hay que estar allí para comprobar el ruido ensordecedor de las llamas que acongoja hasta al más fuerte. Cada metro la temperatura aumenta. Las rachas de aire ardiente te azotan, el humo te envuelve.
Se planea estrategia y se actúa. Siempre con cuidado. Se cambia de posición, de estrategia, los compañeros rotan. Información por radio. Retirada. Ataque de nuevo. Un trago de agua, una palada más, un golpe de batefuegos. Agobio. Estrés. Cansancio.

El intenso combate contra el fuego desde tierra y aire nos quita más de 4 horas del día antes del primer descanso. Tenemos menos de media hora para recomponernos. Tiempo para volver al pueblo, hidratarse, comer y descansar. Y donde cualquiera vería una situación lamentable nosotros vemos un lujo, tenemos un relevo, comida y descanso.

Volvemos a la carga. Más de lo mismo. Pasadas otras 2 horas se requieren refuerzos en otro incendio. En el nuestro, aunque no se pueda prescindir de gente hay que hacerlo. Todo el dispositivo está ocupado y pocas veces hay medios suficientes. Los estrategas de la base entre planos juegan un risk con los medios contra el fuego teniendo en cuenta factores determinantes como el valor ecológico de la zona, la peligrosidad de extensión del incendio... y por suerte la carga de cansancio de las brigadas. El principal factor que los de arriba olvidan. Hay seres humanos dejándose los huevos y ovarios cada día, no son máquinas.
La XVII se retira para ir a un nuevo incendio donde ya actúan otras brigadas. Pasamos ya de nuestro turno diario, pero estamos acostumbrados. Nos mandan a otro sitio y maldecimos, pero sabemos que si lo hacen es porque no hay más remedio, porque no hay medios y porque de los existentes hemos ganado puntos en los baremos.

Todos de nuevo en el camión. Se implora al humor y a los ánimos. Y a pesar del cansancio afloran las sonrisas. Como siempre.
Y así, llegas a otro incendio más, continúa la lucha y la historia, y el día va dando paso a la noche. Cuando el sol se esconde el peligro, ya de por sí siempre muy alto aumenta.  Los medios aéreos se retiran, los vientos cambian, las tácticas sobre el terreno se reducen... También hay que estar allí para ver la aurora naranja que proyectan las llamas sobre el cielo nocturno.

Más horas de trabajo intenso con susto incluido y un sólo descanso en el que aprovechas para pensar en tu familia, tus colegas... en las cosas que son verdaderamente importantes. Hay quien se atreve a llevar el móvil y echa un vistazo en busca de algún mensaje tonto de la gente que está en una vida normal, en un verano normal, otros se pierden en pensamientos mirando a la nada, otros llevan alguna foto palstificada que les da ánimos. Lo que véis en las películas, aquí pasa.
Nunca en mi vida le he dado la importancia que se merece de verdad a ciertas cosas ni he sentido la necesidad de decirle algo a alguien por si un día pasa algo y no puedo. También hay que estar aquí para comprenderlo.

Son cerca de las 2 de la mañana y nos retiramos. Otros quedarán de retén acabando con el enemigo. Los estrategas prefieren tener a la XVII replegada y que mañana esté lista a las 9am de nuevo en la base. Subimos al camión para volver a la base y desde ahí cada uno a su casa. Hay mucho más silencio que de costumbre. Si cierras una mano puedes atrapar cansancio.

Cruzas miradas con los compañeros que quedan despiertos, ojos cansados en rostros demacrados. Huele a humo y sudor. Y te alegras, por algo que quizás es lo más difícil de entender ya que la vida no nos pone en situaciones similares. Te alegras porque a pesar del cansancio o de alguna lesión estamos todos de vuelta.

Tras una cabezada que no sabes cuanto ha durado te despiertas llegando a la base. La gente de teleco que está de guardia y otra parte del personal salen a recibirte. Incluso el perro. Sueltas los bártulos... y hay quién se da un agua o "cena" antes de irse.

Llegas a casa, hoy ha sido un día muy duro. Te das una ducha rápida, lo justo para limpiarte de sudor y ceniza, el olor a humo no te lo quitas con una sola. Comes y de cabeza a dormir. Son las 3.20am, a las 9am hay que estar allí de nuevo. Caes muerta de sueño. Suena el despertador del móvil, abres los ojos.


17 ene 2016

Menosprecio

Creo que llevo el mismo tiempo sin darle algo al blog que el que llevo asqueada con el menosprecio con el que nos han tratado. Se me quitan las ganas de criticar o defender, de responder sí al ¿merece la pena?. Se me quitan las ganas de todo.

Para la mayoría nuestra historia es sólo eso, una historia. Para los que lo vivímos en propia carne... mucho más que un problema económico.

Se han reído de nosotros, y después de la última reunión de las "altas esferas" más aún. Y es que somos la última mierda. Creo que era el escalón que nos faltaba por bajar hacia el sótano del menosprecio absoluto.
Ignorados, manipulados, censurados... durante toda la campaña y ahora escupidos. La mochila invisible empieza a pesar más que la de verdad un día de marcha. Y te lacera, día a día, para todos los aspectos de tu vida.

El único consuelo es la satisfacción personal que te pueda quedar, y a estas alturas está bastante eclipsada en todos nosotros. El haber salvado toda esa "vida" o el haber hecho algo "bueno", sentirte orgulloso de esa gente que como tú se dejó el alma durante semanas en condiciones inhumanas, olvidándose de tener un verano normal, jugándose la vida a diario mientras el mundo con sus personas sigue.
Acumulando historias que se deberían contar y se deberían escuchar pero que misteriosamente se van guardando dentro. El ápice de casi ficción nunca ayuda, la humildad de los narradores tampoco.

No es la primera vez que los ojos se encharcan con esta sensación inexplicable, ni será la última. Ojalá nunca lleguéis a sentiros así porque es donde empieza a no merecer la pena.


Parece que el incendio está a punto de apagarse y los pagos llegarán escalonadamente durante esta semana. Pero me temo que no vamos a volver a casa siendo los de siempre, de hecho, ya no lo somos.

16 nov 2015

¿Merece la pena?

Casi todos los días al levantarme cumplo una rutina fácil de estiramientos. Algo que ahora mismo quizás no sea necesario pero que en verano se convirtió en la clave para preparar el cuerpo cada día. Prepararte para otra jornada infernal en la que no sabes a qué hora vas a volver a casa, en qué estado o a qué te vas a enfrentar.

Es una de las secuelas que duran. La mayoría de físicas han desaparecido, las mentales... bueno, es dificil olvidar. Más de dos meses me ha costado volver a escribir una entrada cuyo contenido no fuera lo mal que lo hemos pasado, hasta echar la vista atrás se hace duro.

Sin duda ha sido el peor año. Los novatos dejaron de ser novatos al tercer día y los veteranos tenían un cuerpo de avanzado septiembre, de final de campaña en las venas, cuando aún rondábamos el 25 de julio. Es demasiado dificil de explicar lo que hemos vivido. Ya cuando llevas unos años y has visto mucho "caos" estás algo curada de espanto pero esta campaña ha sido diferente.

La verdad es que cada vez que pienso en ello se me hace una bola, y la mayoría de las veces mi cabeza termina viajando a ese fatídico día, a esa noche, que sin duda merecería unas letras. Apenas han escuchado la historia 3 personas, las más cercanas, y con todas no he podido terminar sin emocionarme y romper la presa de los ojos. Lo que vivimos esos días supera todo y jamás me cansaré de dar las gracias a quién hay que darlas por seguir aquí, de una pieza. Espero que el tiempo cure, y esto termine siendo una historia más.

Mientras estiro empiezo a desayunar y analizar; hoy tengo que ir a la universidad, coger un autobús, asistir a una clase, terminar un trabajo de grupo... Por la tarde, ya veremos. No es rutina, pero es calma, es paz. Miro a la gente, escucho lo que dicen y sonrío para dentro al escuchar quejas de lo duro que es esto o aquello, de lo cansados que están, el sueño que tienen y algunos hambre, sus grandes preocupaciones, su sueldo ideal, las causas perdidas, el desconocimiento... Yo hoy no voy a ver llamas ni rostros demacrados, animales muertos o bosques desolados, no voy a jugarme la vida. Ojalá sintiérais lo que siento para vivir más tranquilos, para no dar esa importancia a lo que no lo necesita, para valorar los detalles y las personas que lo merecen... termino pensando.

El otro día me llegó el dvd de La vida en llamas. Lo volví a ver con dos amigas, saben lo importante que es para mí o la alegría que me inyecta hablar de las cosas "buenas" de esto. Es muy diferente a lo nuestro, para qué vamos a engañarnos. Nosotros vivimos un verdadero infierno a diario, censurados y olvidados has puntos inimaginables... pero bueno, algo es algo. Si esto mismo hubiese sido rodado en nuestro día a día el espectador se desmaya
Sobre todo me encanta la parte final, ese ¿Merece la pena?, al que todos responden que sí. Se te eriza el pelo, echas vista atrás de todos esos marrones y malas situaciones y tú también quieres decir que sí, te gustaría decir que sí, pero estamos en un momento tan insoportable en todos sus campos... que si eres de los "nuestros" y eres incapaz de decir el SI con mayúsculas... no te preocupes, es lo normal.

Hola, querido blog.